viernes, 23 de septiembre de 2011

Práctia Semana 3


Las bellas 15 primaveras

La mañana del viernes 25 de agosto, del año 2006, desperté muy ansiosa, pues al día siguiente celebraría mi cumpleaños número 15. Por primera vez me levanté con buena cara, para ir al colegio. Busqué mi ropa y mi uniforme, y así me dirigí al baño. Luego de esto salí a desayunar, (y por cierto mi mente estaba en todo momento en el evento del siguiente día), y después me encaminé hacia mí cuarto para terminar de alistarme, ya eran como las 6: 45 y mi papá, gritándome desde la sala (como lo hacía diariamente) ¡YA CASI SON LAS 7, PÓNGALE QUE VA A LLEGAR TARDE!, rápido me hice los dos últimos retoques en mi cabellos con la plancha y el cepillo, tomé la colonia un “splash” por aquí otro “splash” por allá,  coloqué mi bolso en el hombro y me dirigí al carro de mi papá, que me esperaba con cara de ogro por atrasarlo.
Al llegar al “cole”, me esperaban mis compañeras y amigas, a quienes les comentaba lo deseosa que me encontraba por la fiesta. Ellas compartían mi alegría puesto que también esperaban, desde tiempo atrás, que llegara, ya que eran acompañantes de la festividad. Ingresamos a la primer clase buscamos donde sentarnos, siempre juntas. Mientras el profesor daba la clase, nosotras no parábamos de hablar de cómo iríamos peinadas, maquilladas, y a que salón de belleza asistiríamos, entre tantas otras ideas que surgían. Ya hasta teníamos un escándalo en el aula, lo cual generó que el Señor Rafael (profesor de español), nos llamara la atención: -señoritas, ¿qué es ese mercado el que se tienen hace rato?, ¡por favor permítanme dar la clase por lo menos a los compañeros que sí están poniendo atención!-, y nosotras con toda la vergüenza del mundo: -¡claro profe, disculpe! (Jaja).
 Al ser las 8: 20 sonó el timbre que nos anunciaba la hora del recreo, salimos del aula y fuimos a comer algo a la soda. Allí nos encontramos con otras amigas las cuales también se harían presentes al cumpleaños, incluyendo a mi mejor amiga, con quién decidí organizarlo y llevarlo a cabo juntas (ya que ella cumplió la misma edad en ese mes). Ella también se encontraba muy emocionada, y aún más con la particularidad de que sería una doble conmemoración. Durante todo el receso platicamos sobre el tema, ya cuando eran las 8: 40 regresamos a clases.
Más adelante, como a las 11: 20 llegó la hora de almuerzo, así que todas nos dirigimos hasta la casa de una señora que se encargaba de darnos nuestra comida los cinco días de la semana, (ella era como la segunda madre de todas). En tanto ese rato nos dedicamos, aparte de comer, a coordinar la hora de ensayo, de los y las acompañantes, en el salón, entonces decidimos que fuese temprano, y por tal motivo nos saldríamos de clase antes del tiempo de salida.  Al ser las 3:05 tocaba irnos para la casa, ya que nos veríamos a las 4 en punto en el sitio donde se desarrollaría la actividad. Pero primero fui a la casa de Doña Martha, (quién me alquiló el atuendo que utilizaría), ya que debía ir por los guantes que me pondría, -Hola señora ¿cómo le va?, vengo por mis guantes, ella muy amable: ¡Claro! Ya los traigo, están muy lindos, mi hija los consiguió como exactamente los quería usted.
Al llegar a mi casa le platiqué a mi mamá que realizaríamos por  última vez la práctica  de entrada y salida de los acompañantes: -¡MAMIIIIII!  Vamos a ensayar a Bella Vista (así se llamaba el salón de eventos), sírvame  algo de comer por favor, y mi mamá: - bueno, no duren mucho ahí porque a las 5: 30 vamos a colocar arreglos y todo lo demás, así que mejor usted y Yuly, (como se llama mi mejor amiga), se quedan allá para que nos ayuden a nosotros. Durante el ensayo todo salió bien, y ya era momento de que todos se fueran, porque nuestros padres ya habían llegado con todos los implementos decorativos. Yuly y yo súper entusiasmadas, ayudando a ubicar el arco de globos que se instalaría en la entrada principal, conversábamos de lo lindas que nos vamos a ver con esos vestidos rosa y lo bien que la íbamos a pasar junto a nuestros queridos amigos. Y sin dejar de recalcar que yo no dejaba ni un segundo mi celular quieto (normal en mí, platicando por mensajes de texto). Don Gerardo y Doña Vera, (padres de Yuly), y Don Ronald y Doña Laura, (mis papás) terminaron con lo que ellos hacían y aún así continuaron platicando, y nosotras dos sentadas en una mesa esperando que acabaran su hablada para irnos a descansar, ya era tarde, alrededor de las 10: 30 de la noche. Al fin se decidieron y nos dicen:- bueno a dormir a la casita porque mañana nos esperan solo carreras (jajaja). Al llegar a la casa me puse pijama, me lavé los dientes y a la cama, (por cierto no logré  conciliar bien el sueño). Y llego el gran día, tempranito estaba yo fuera de la recamara, pendiente de un detalle y otro, recordándoles a los demás protagonistas de la fiesta que debían llegar a las 4 de la tarde, bien puntuales. Bueno desayuné, me bañé y me alisté para acompañar a mis papás a hacer unas compras que hacían falta.
 A las 2:00 de la tarde mi papá nos llevó, (a mi mamá y a mí), a la sala de belleza dónde me arreglarían. Primero que todo elegir que peinado, ya que, yo no quería nada común, entonces me hicieron una cola con mechas a un lado y otro, colochos en las puntas y no se que otras cosas (estaba bonito el estilo, pero para mi no me gusto tanto). Segundo, el maquillaje, para el cual usaron unos tonos pastel que me encantaron, un rubor en mis mejillas de tono bronceado, en general me agrado bastante eso y el resto de coloretes que me aplicaron. Y por tercero, mi mamá, faltaba que la engalanaran. Le inventaron un lindo look y un maquillaje excelente, finalmente listas.
¡AY!, bien tarde que era,  ya las 5:30 de la tarde y el festejo estaba programado para las 6 pm. Y nosotras en la calle aún. Pues mi papá tomo el carro y casi que voló hasta la casa, corrí hasta mi cuarto y aponerme el vestido, zapatos y guantes. Llamé a Yuly y le dije: -¡estoy lista!, pero mis papás están atrasados, entonces me respondió: -tranquila, ya paso por usted,  con mi hermano. Y así fue, a las 6: 10 más o menos estábamos en el salón.
Fue muy emotivo ver a todos mis amigos y amigas, como dicen, echándonos flores, pero ellos no se quedaban atrás los chicos bien guapotes con traje entero y corbata y las nenas con sus lindos vestidos y hermosos cabellos.
Como a las 6: 40 todos estábamos ahí, ya preparados para que diera inicio todo. Para empezar llamaron a las parejas de amigos y luego a nosotras, las cumpleañeras, quienes ingresaríamos acompañadas de nuestros respectivos papás. Cuando todos estábamos en la pista, Yuly y yo procedimos a abrir una caja que traíamos en las manos, cajas que contenían mariposas, las cuales salieron volando por todo el lugar, (fue un momento agradable para los presentes). Con este acto dimos inicio al famoso baile del vals y al terminar los meseros entregaron las copas con vino a cada uno(a) y Don Gerardo y Don Ronald realizaron el brindis de la noche. Después de esto mi amiga yo nos dedicamos a ir mesa por mesa a agradecerle a cada invitado por su presencia en ese día tan importante para nosotras, mientras nuestros acompañantes se sentaban en la mesa principal y todos esperaban que sirvieran la cena. Prontamente ella y yo hicimos lo mismo, tomamos nuestro asiento, (ya hacía hambre). Pero tanta era mi felicidad que no comí mucho, y de una vez me lancé a bailar, junto con más personas, tomaban fotos, gozábamos muchísimo.
Al ser las 10:00 pm aproximadamente, encendieron las velitas del gran pastel para cantarnos la tradicional canción: -¡Y a la una, a las dos y a las tres!, cumpleaños feliz, les deseamos a ustedes, cumpleaños, cumpleaños,…-, y siguieron todos coreando. E inmediatamente aplausos y aplausos, (¡Pla!, ¡Pla!, ¡Pla!, ¡Pla!), mientras apagábamos las candelas y pedíamos un deseo, como es costumbre. Y desde luego continuó el bailoteo, con un ritmo y otro, y hasta carnaval hubo, con coloridos antifaces y ruidosos pitos, sin dejar de lado la piñata con la que nos sorprendieron nuestras madres, (eso estuvo genial).  
Entre más tarde era, ya los invitados se retiraban, y era menos gente la que iba quedando pero yo seguía en lo que estaba. Al ya no quedar nadie, prácticamente, solo nuestras familias, Yuly y yo decidimos ir recogiendo los regalos que nos llevaron, veíamos cuales eran de ella y cuales míos, (fueron muchos para ambas, jaja por dicha), al haber terminado de separarlos, me fui a dejarlos al auto de mi papá. Regrese adentro y empezamos a despedirnos todos, y con mi amiga, fue tanto gozo que terminamos sentadas en la pista de baile, llorando.

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