viernes, 28 de octubre de 2011

Práctica Semana_8_Columna

¡Aprendamos!

La apariencia engaña

Como ya es costumbre nuestra, nos dejamos llevar por las apariencias. Y a partir de esto, creamos la idea sobre algún asunto, o peor a ello, tal vez por físico, por forma de hablar, vestir, posición económica, etc., sobre una persona, que a lo mejor, acabamos de conocer. Es curioso el hecho de cómo podemos confiar en nuestra imaginación y así determinar o juzgar a alguien sin tener ningún conocimiento que nos confirme que, lo que pensamos sobre ella, es verdadero o falso.
Es muy típico escuchar de la gente: “Mi intuición, al conocer una persona, no falla. Cuando me presentan a alguien ya se mucho sobre ella o él, e inclusive sé si mi relación será buena o mala”. Y me pregunto, ¿qué tanto podemos saber en un repentino encuentro?, no conocemos sus gustos, o ¿cuáles son sus sueños?, todo aquello que le motiva o que le apena, las situaciones que le hacen reír o sufrir, no sabemos ¿cómo ha sido su vida?, ¿de donde viene?, ¿porqué esta ahí?, ¿a donde ha viajado?, ¿qué ha aprendido?, ¿cuáles son sus orígenes?, ¿qué hace en su tiempo libre?, ¿con quién vive?, si tiene muchos o pocos amigos, ¿cuáles son sus intereses?, sus temas favoritos, sus pasiones, su música preferida, entre muchas otras.
No sabemos nada de nada, pero aún así le otorgamos una etiqueta. En ocasiones, lo reparamos, pero en otras no nos detenemos a pensar ni un poco en ello porque, supuestamente, ya llegamos a una conclusión y no nos equivocamos.
Por otra parte hay que pensar que, en algunas circunstancias tenemos razón, y en ese momento es cuando mas nos convencemos de que somos geniales para determinar a una persona. Y pues, no se descarta el hecho de atinar, pero no siempre va a ser de esa manera.
Hay un dicho muy cierto, el cual dice que “la primer impresión cuenta”, y es cierto. Pero, sí no es la mejor, tenemos que reflexionar por un momento que hay detrás de ese caso, hombre o mujer, debe de haber algo que le afecto y, por ello, se está mostrando como tal en ese momento. Es por esto que no debemos de juzgar a nadie, por ningún motivo, al fin y al cabo todos somos iguales y lo que verdaderamente importa es lo que cada uno y cada una somos por dentro y llevamos en el corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario